Análisis del capítulo 1×03 de House of the Dragon.

Compañeros leales ha llegado a nuestras manos el papiro con la última reseña de El Escriba Leal, ¡cuidado con la tinta que aún está húmeda! Para este tercer capítulo de House of the Dragon, cuya valoración sigue abierta aquí, la valiente que se ha lanzado a realizar el análisis es Argella Durrandon. Para muchos de nuestros leales esta mercenaria les sonará por ser una comentarista habitual pero, además, es la autora de la serie de ensayos Jon Arryn, ¿pieza o jugador? que nos estuvo amenizando la sección de teorías durante nada menos que 4 ediciones. Esta leal es otro gran ejemplo del porqué de la existencia de esta compañía en la que, cualquier miembro de la comunidad es más que bienvenido a compartir sus opiniones y teorías o, incluso, sugerir nuevas secciones para la web sobre el universo de Canción de Hielo y Fuego. Sin más rodeos, os dejamos disfrutar de esta concienzuda review donde no se deja metraje por analizar. 

 


House of the Dragon

1×03: El Segundo de Su Nombre 

— Argella Durrandon —


En primer lugar, quiero dar las gracias a los dioses leales por la oportunidad de participar en esta sección. Hasta ahora nuestros compañeros Ashara Brox y Carnicero Fuegoscuro han cubierto los primeros capítulos dejando el listón bien alto con sus análisis; ahora servidora está lista para destriparos el 1×03 «El Segundo de Su Nombre» y pide misericordia en los comentarios (o una crítica a cuchillada limpia, lo que os pida el cuerpo).

Para calentar motores hablemos de la intro: sí, esa tan criticada (con buenos motivos). Aunque parece que esta semana tiene mayor nitidez, sigue resultando completamente confusa para el espectador medio y es necesario recurrir a fuentes externas para comprender totalmente su significado. El concepto es bueno, pero falla la ejecución. Como los leales somos compasivos, esto es una crítica constructiva y sugiero que para ayudar al espectador a partir de la segunda temporada nos den una vista de pájaro del árbol genealógico Targaryen y junto a los indescifrables símbolos se añadan los nombres correspondientes.

Vamos al meollo del asunto:

Empezamos el capítulo con la guerra en los Peldaños de Piedra, conflicto que se nos anunció ominosamente durante el capítulo anterior. La noche es oscura y alberga horrores, pero el fuegodragón y las hogueras nos dan la visibilidad que no tuvimos en la Larga Noche. Nuestro primer punto de vista es un desgraciado ponienti siendo crucificado (¿Cuenta como crucificado si es una equis?) por el Benefactor de Cangrejos —al igual que muchos leales he renunciado a intentar retener su nombre—, mientras amenaza a su captor con la Serpiente Marina y suplica ayuda al príncipe Daemon… Poco sabe este desdichado que ni al dragón, ni a su jinete ya puestos, les importa lo más mínimo su vida, como se aprecia cuando es aplastado sin miramientos por Caraxes.

La esperanza por Vientos de Invierno vs. La realidad

La entrada del dragón es sencillamente espectacular, en los primeros segundos apenas se aprecian unos ojos llameantes y el contorno de las alas, dándole una presencia brutal. ¡Esto sí que es montar una escena! Daemon grita al más puro estilo Jon Snow al Cangrejero para que salga, pero éste se esconde en una cueva y deja colgado a nuestro resentío favorito, pero no sin antes regalarnos unas secuencias deliciosas de la fisonomía de Caraxes y un lanzamiento de flechas que son como mosquitos para el dragón: no lo dañan, solo lo encabronan. Ronda de aplausos por el CGI.

No me calientes… *saca la chancla*

Mientras la guerra se cobra sus destrozos en recursos y vidas, Viserys se niega a admitir que ésta les afecte en lo más mínimo, manteniendo que es fruto únicamente de su hermano y de la Serpiente Marina. En Desembarco se celebra el segundo día del nombre de Aegon, el primer hijo varón del matrimonio real y, según todos menos Viserys, el futuro rey de los Siete Reinos. La corte parece encantada con el pequeño y nosotros disfrutamos de una cálida escena familiar. Sin embargo, enseguida nos vemos transportados a las intrigas palaciegas, en las que Lord Hightower presiona a su hermano Otto para que el rey nombre a Aegon su heredero. Parece que empezamos a ver quién lleva los pantalones en esa familia…

El tiempo no cura todas las heridas y aunque Alicent acude en actitud conciliadora, Rhaenyra sigue airada por la traición que supuso este matrimonio y por lo que ella considera una suplantación. En el arciano de Desembarco tenemos una escena de clara publicidad subliminal al espectador con un bardo cantando las hazañas de Nymeria, que enlaza tanto con la serie madre como con los capítulos anteriores.1 ¿Soy la única que piensa en un paralelismo Arya/Rhaenyra? La actitud de ambas es muy similar en estos primeros capítulos (poco dispuestas a obedecer, rebeldes, voluntariosas y propensas a la ira) y si se añade la fascinación por la reina de los Rhoynar tenemos el pack completo.

Rhaenyra y Alicent protagonizan una pequeña disputa en la que comprobamos cómo se han invertido las tornas: ahora Alicent es quien tiene una mayor autoridad y su palabra se impone sobre la de la princesa al despachar al bardo Samwell (es un guiño agradable, pero, ¿tanto les costaba meternos a Champiñón ahí?). Aunque hay tensiones entre las dos, se muestra claramente que aún sienten cariño la una por la otra: Alicent, al intentar formular las órdenes como peticiones y Rhaenyra, al preocuparse por su avanzadísimo embarazo. ¿A que no adivináis quién será el próximo bebé? Se aceptan apuestas.

La presencia de Rhaenyra y de la mayoría de la corte es requerida en la celebración en honor a Aegon. En lugar de un torneo, esta vez nos sumergimos en una cacería: otro evento social multitudinario, que en la época no solo servía de divertimento, sino también como medio para crear alianzas y conexiones entre los nobles. En esta ocasión George ha debido relamerse de gusto al ver estas escenas ejecutadas con tanta diligencia,2 aunque debo mencionar que la falta de color es un detalle bastante molesto: todo parece cubierto por un filtro sepia y solo destacan los colores rojos Lannister. Y ya que hablamos de color, es curioso mencionar cómo Alicent ha adoptado el rojo Targaryen mientras que Rhaenyra y Viserys usan negros apagados.

Cuando se te acaban los colores brillantes porque todo el CGI se lo han comido los dragones.

Los vítores a Aegon, con Lord Hightower metiendo la pullita al nombrarlo Segundo de Su Nombre, nos dan la bienvenida a este evento. La reunión de damas es un claro ejemplo del uso de la cortesía como armadura, en la que vuelan las puñaladas sin lanzar un solo arma. Lady Ceira atrae a Rhaenyra a la reunión y las damas aprovechan para atacarla sutilmente, pidiéndole explicaciones por una guerra en la que el rey se niega a participar, mientras Alicent protege a Rhaenyra llamándola heredera sin reservas. Nos deja varios detalles interesantes:

Admítelo, todos queremos una abuela Redwyne.

  • En primer lugar, se nos presenta el rapto de lady Johanna, de casa desconocida, que navegaba en un barco Swann y por quién Lord Jason Lannister pretende interceder.
  • Conocemos a una antecesora de nuestra querida Olenna Tyrell, Lady Redwyne, que demuestra que el cerebro de esa familia lo tienen las señoras mayores y ha sustituido la corte de florecillas por un pug, ya veremos si gana con el cambio.
  • Aparece el hijo de Lord Lyonel Strong, Larys Strong, apodado el patizambo, que dará mucho juego en el futuro.
  • Las damas se hacen eco de las quejas generales: la gente está harta de la guerra en los Peldaños de Piedra y se solicita que la Corona intervenga de una buena vez.

Y el premio al cretino mayor del reino es para… LORD JASON LANNISTER.

Y en una escena digna de la película Cómo Perder a un Chico en Diez Días, aparece la encarnación de la arrogancia Lannister, Lord Jason, que en un movimiento maestro (nótese el sarcasmo) trata de camelarse a Rhaenyra vendiéndole las bondades de Roca Casterly: que si tengo espacio para dragones, que si nuestro vino es el mejor, que si la Roca es más alta que el Muro (¡Ja!), que si mi señora esposa estaría genial… Vamos, que es un auténtico fantasma.

El señor de la Roca parece tener mucha menos mollera que su gemelo Tyland (interpretado por el mismo actor) y asume directamente que Rhaenyra se verá desplazada en la línea sucesoria, por lo que trata de aprovecharse para trepar en la escalera del poder.

Rhaenyra, furiosa, se enfrenta a su padre, que le recuerda su deber para con el reino. Rhaenyra piensa que su padre la ofrece como un peón, mientras el rey trata de hacerle entender que debe asegurar la línea sucesoria. Una falta de comunicación como una casa, si me preguntan; alguien debería llevar a esta gente a terapia de conciliación familiar. El espectáculo es interrumpido por un Otto que no puede ocultar su diversión y Rhaenyra, en un arrebato adolescente, se marcha al galope seguida por Ser Criston Cole.

En el Bosque Real la parejita se muestra de lo más amistosa: tras evitar el chapuzón gracias a Ser Criston, Rhaenyra le cuenta sus preocupaciones y ser Crispin, totalmente solícito a su princesa, se ofrece a matar al Lannister.

¿Y si me lo cargo? Nadie lo echaría de menos…

Ser Criston nos habla de su infancia y juventud, y Rhaenyra de lo duro que es ocupar la posición de heredera. Ella afirma que no tiene poder y el caballero le recuerda que le debe su nombramiento.

Simultáneamente tienen lugar dos cacerías: la de Rhaenyra y la de Viserys.

En el campamento real se informa del avistamiento de un ciervo blanco, que como emblema del Bosque Real es considerado un presagio del que Otto trata de sacar partido, indicando que es una señal de los dioses favoreciendo a Aegon… Muy conveniente todo para la Mano, sin duda. Durante el festín, Lord Jason regala al rey una lanza para dar caza al venado, en un intento de congraciarse con éste.

Confíe en mí, majestad, los Lannister sabemos cómo matar venados.

El tiro le sale por la culata, ya que Lord Jason no tiene el don de palabra de su sucesor Tyrion y la caga a niveles estratosféricos: no veía una propuesta de matrimonio tan chapucera y con tantos insultos velados desde Orgullo y Prejuicio. El rey Viserys ¡por fin! saca los huevos de dragón (metafóricamente hablando) y planta cara al trepa diciéndole que su hija es la heredera, que no tiene intención de nombrar heredero a Aegon, que tenga cuidadito con decir tonterías que puede ser acusado de traición y que más vale que nadie se atreva a cuestionar su elección.

Los huevos de Viserys en esta escena.

En estas aparece Otto para intrigar un poco más y, aprovechando que el rey está emborrachándose, recordarle que puede dar la orden y Rhaenyra tendrá que obedecer. Viserys, en una línea de pensamiento muy contemporáneo, dice que le importa la felicidad de su hija (en la época eso ni se pensaba).3 Otto, al ver que el rey es duro de mollera, decide intentar convencerlo de casar a sus dos hijos, de modo que su nieto sea rey a como dé lugar, pero Viserys rechaza la oferta de inmediato.

El rey, cada vez más harto del juego de tronos, se dedica a beber hasta que su Consejero de Edictos vuelve a interrumpirlo, parece que todos los reyes sienten igual antipatía por la política, qué curioso, curiosísimo. Su charla comienza anunciando que la princesa está con ser Crispin y que las hijas son un dolor de cabeza para los reyes; de esta forma se nos hace otro pequeño guiño a los lectores al hablar de las hijas díscolas de Jaehaerys (sigo sin perdonar que no nos confirmaran si Alicent y Saera se acostaban con el Viejo Rey). Lord Lyonel Strong es un consejero que parece hacer honor a su nombre, ayudando honestamente al rey y sin aparente interés político, de hecho pide permiso para opinar en lugar de acosarlo con intrigas (todos queremos un amigo como Lord Lyonel).

Tu amigo Sam, no se llama Sam.

El rey, rodeado de víboras y de peticionarios, espera que Lyonel proponga a su hijo Harwin, el Quebrantahuesos,4 pero éste lo sorprende con un enlace que no lo beneficia: Rhaenyra y Laenor Velaryon, para desagraviar a la Serpiente Marina y honrar la tradición de sangre valyria (y porque la flota y riqueza Velaryon siempre vienen bien, a quién vamos a engañar).

Más tarde, el rey tendrá una reveladora charla con Alicent a la luz de la hoguera. El matrimonio real tiene una dinámica bastante definida: Viserys considera a Alicent su confidente y ésta se dirige a él de forma bastante servil, ejerciendo de apoyo para su rey y marido. Viserys admite que nombró a Rhaenyra en aras de evitar un mal mayor DAEMON, pero que no creía que tendría más hijos. Nos vuelve a hablar de profecías y sueños, que siempre han estado presentes entre los Targaryen, jugando un rol tan importante como sus dragones. Viserys tuvo hace años una visión, en la que su hijo varón se sentaba en el Trono de Hierro, visión que nunca más fue capaz de volver a encontrar. Se toca un eje central en la historia Targaryen, la obsesión por las profecías5, rasgo que Viserys comparte con muchos de sus antepasados y descendientes. El rey admite que su terquedad por cumplir con este sueño mató a su esposa Aemma y cómo ha usado a su hija como vía de escape del remordimiento, pero ahora duda de su decisión. Con muy poca delicadeza le recuerda a su esposa que él no esperaba ese matrimonio ni la descendencia que viene con él. Un momento muy humano, en el que apreciamos la grandeza y la locura del rey, que a fin de cuentas es solo un hombre frente a un futuro incierto.

Ten tacto, hombre.

Volviendo con la parejita, la princesa pregunta si el reino la aceptará y, tras un elocuente silencio, Ser Crispin dice que no tendrán opción. Un pobre consuelo para cualquier gobernante, el pensar que jamás será aceptado por sus súbditos y que deberá imponerse a la fuerza. Un jabalí acude a salvar el momento atacando a Ser Criston y a Rhaenyra, que es salvada por su galante caballero solo para que el shock del momento se cobre su precio en un apuñalamiento salvaje del animal.

Trastorno de estrés postraumático. Edición Targaryen.

A la mañana siguiente, el ciervo blanco parece haber desaparecido, pero los hombres han conseguido acorralar a un ejemplar de ciervo pardo en un claro. En un fragmento lleno de paralelismos con la saga original, el rey asesina un ciervo con una lanza Lannister: un venado asesinado por armas Lannister (aunque sin que éste dé el golpe de gracia), ummm… ¿de qué me suena? Robert, te llevamos en nuestros corazones.

Tenemos una muestra de cómo debería ser una auténtica escena de caza medieval. Un nutrido grupo de nobles y servidores, montados y acompañados por sabuesos, rodeando a su señor y con una presa ya inmovilizada, se cede a la persona de mayor rango el golpe de gracia, celebrado con aplausos y vítores.

La criatura se debate, pero está firmemente sujeta con cuerdas por los pajes, el rey necesita dos intentos hasta asesinar al animal, en un momento que habrá hecho querer sacarse los ojos a nuestros amigos animalistas. Pido una oración a los Antiguos por los pobres animales y por los miembros más sensibles de la comunidad.

Crueldad animal, por HBO.

En otro punto del Bosque Real, Rhaenyra (que necesita una buena ducha) y Ser Crispin nos ofrecen un espectacular panorama del vasto bosque y encuentran al ciervo blanco.6 El animal y la princesa se envuelven en un intenso intercambio de miradas, con una especie de comunicación silenciosa. Cuando Ser Crispin se ofrece a dar caza al animal, ella detiene a su caballero: No se le hará ningún daño al ciervo.

Presagio. La heredera.

El siguiente fragmento es uno de los mejores ejemplos del «mostrar, no contar»: La princesa y su escudo juramentado aparecen en mitad del festín, trayendo consigo un sustancioso botín de caza. Atraen todas las miradas, desde la mesa principal (con la familia real y sus principales consejeros) hasta el último de los pinches. Solo son dos y han conseguido una buena presa, los murmullos de los cortesanos y los comunes los siguen como una sombra, pero Rhaenyra muestra una actitud orgullosa y mantiene la cabeza erguida con dignidad. La gente empieza a mostrar su aprobación, la princesa se acaba de ganar sin una sola palabra el respeto de todos los presentes y avanza hasta la mesa real con soltura solo para pasar de largo sin más que una mirada. En toda la secuencia no hay una sola palabra y sin embargo las emociones de todos son palpables.

Como nota, me gustaría destacar que Lord Jason Lannister y Lord Hightower se han sentado juntos. El diablo está en los detalles y en esta saga hemos aprendido a apreciar cada uno por insignificante que parezca.

Cambiamos de escenario y nos trasladamos de nuevo a la Fortaleza Roja, donde Otto felicita a su hija por darle un varón al rey. Deja claro que todos consideran a Aegon el nuevo heredero, sin importar el parecer del rey y que si el monarca tiene dudas, Alicent debe despejarlas porque el reino se dividirá si la sucesión permanece inalterada. Rhaenyra podría ser Jaehaerys reencarnado, pero nada puede cambiar el hecho de que es mujer, y solo por eso nunca será aceptada. La reina continúa defendiendo la posición de su antigua amiga, pero Otto igual que una serpiente deja grabada en su mente la frase «es a tu hijo a quien le están robando lo que es suyo por derecho» . Por ahora, Alicent parece leal a la decisión de su esposo y a Rhaenyra, ¿cómo justificarán en la serie su cambio de parecer?7

Alicent acude a visitar a su esposo y como de costumbre el primer tema a tratar es la díscola Rhaenyra. Alicent, con mucha más mano izquierda que su esposo, le aconseja inducir a Rhaenyra al matrimonio, sin que ésta piense que está siendo forzada, sino que se comprometa de motu proprio. Con una habilidad sorprendente, Alicent manipula a su esposo a responder la petición de ayuda de Vaemond Velaryon. La reina habla con argumentos sólidos y palabras de afecto.

¿Cómo decirle que no a esta carita?

En nuestra última secuencia en palacio, Rhaenyra y Viserys empiezan a comunicarse. Tras entregar a Ser Addam un mensaje para Daemon con ayuda, ambos sacan a relucir sus frustraciones: Viserys está harto de la actitud prepotente y obstinada de su hija, que no acepta ayuda ni sus deberes. Rhaenyra le explica que piensa que su padre la ha sustituido por su hermano y ahora solo pretende venderla al mejor postor, cualquier señor que pueda ofrecer una alianza de interés a su casa. Sale a relucir la vieja herida, su padre no se casó en segundas nupcias solo por deber, pues habría desposado a Laena, sino que lo hizo con su amiga. Al comprender el problema, Viserys explica a su hija que no tiene intención de reemplazarla y que ella necesita tener a su lado un marido que la apoye y asegure su propia sucesión. También admite que su elección de matrimonio no se debió únicamente al deber y le da permiso para hacer lo mismo: buscar la felicidad en su pareja y no solo un acuerdo ventajoso. Cuando casi sin poder contener las lágrimas Rhaenyra se marcha, su padre le jura sobre la memoria de su madre que no la va a reemplazar.

Quiero destacar la emoción que muestran los dos actores aquí: la frustración al saberse incomprendidos, el dolor del rechazo de su propia sangre y la emoción cuando por fin empiezan a entenderse. Solo tengo una pega, y es que me ha faltado un abrazo padre e hija tras un momento con tanta carga emocional, una especie de descarga del cariño y el alivio que sienten (no estoy llorando).

Y para el último tramo del capítulo, nos desplazamos hasta los Peldaños de Piedra, donde la guerra se cobra su coste en vidas y recursos, haciendo mella en la moral de las tropas. La situación es desesperada y los refuerzos no llegarán a tiempo, la mayor ventaja que tienen reside en los dragones. La estrategia seguida por los piratas es similar a la de los guerrilleros, ataques potentes y rápidos para después buscar refugio en las cuevas. Se plantea como estrategia atraer a los piratas con un cebo en un plan suicida y convenientemente Daemon aparece como invocado por los dioses. Todo sutileza, sí señores.

Vaemond Velaryon, hermano de la Serpiente Marina, no parece al corriente de los planes de Lord Corlys, ni de que es la mente maestra tras la participación de Poniente en la guerra. Antes de que provoque un motín al espolear a los hombres contra Daemon, Lord Corlys lo detiene y, sin miramientos, amenaza a su sangre.

Por otro lado, vemos que los petit suisse ponientis, los cangrejos afrodisiacos, han convertido al niñito de Laenor en un señor hecho y derecho (sí señor, quiero encargar todas sus existencias de petit suisse… es para un amigo).

Cuando el experimento sale mal vs. cuando sale bien

Parece que la guerra ha hecho mella en Daemon, su cara luce pálida, tiene ojeras y el cansancio es palpable (mis dieces para el equipo de caracterización). Daemon, en una actuación soberbia de Matt Smith, muestra un rostro tranquilo al leer la carta, con unas expresiones y gestos sutiles al entregar de nuevo la carta a Ser Addam que no permiten anticipar su violenta reacción un par de segundos después. Daemon lo paga con el pobre Ser Addam y tiene que ser contenido por varios hombres. Mientras, escuchamos la voz de Viserys recitando el mensaje que ha encendido la cólera de Daemon: una respuesta a las peticiones de ayuda de Vaemond y a las exigencias del reino de acabar con la guerra de una buena vez. Un mensaje de conciliación y cariño a su hermano.

Daemon navega, ofreciéndonos un plano del desastre de la guerra, donde los cadáveres son devorados por los cangrejos y hay jirones en el agua de los estandartes Velaryon. Los destrozos de la guerra nos cuentan todo lo que nos hemos perdido: desolación, miseria, batallas perdidas y vidas masacradas, por el enemigo o por fuegodragón, poco importa.

El príncipe canalla camina entre los restos y, arrancando un trozo de tela, fabrica una bandera blanca y presenta a Hermana Oscura para solicitar la rendición. Craghas Drahar, que no tiene un pelo de tonto, lee el pensamiento a los espectadores y busca con la mirada al dragón del príncipe. Cuando parece seguro los hombres se acercan a Daemon, pero no duda en traicionar su estandarte de paz y lanzarse en una lucha desesperada contra el enemigo. Una lluvia de flechas se cierne sobre el príncipe, sin que reciba un solo impacto durante minutos, que hace enarcar las cejas a los más escépticos.

Armadura de guion. Edición Príncipes Targaryen.

Por fin, la coherencia olvidada vuelve a aparecer en escena y el príncipe recibe un par de flechazos tras haber acabado con dos docenas de enemigos, haber rodado por el suelo, tenido tiempo de cortar unas pocas gargantas y pasar sin inmutarse bajo al menos cinco lluvias de flechas. Daemon, entre gemidos de dolor, se arrastra bajo la estructura de un barco para ponerse a cubierto mientras se arranca las flechas. Los mercenarios y piratas van a por él, acaban rodeándolo, y cuando todo parece perdido Daemon se pone en pie y llegan los refuerzos Velaryon bastante innecesarios porque aparece Laenor Velaryon a lomos de su dragón, Bruma, listo para preparar cangrejo a la brasa al grito de dracarys.

Durante unos angustiosos segundos acompañamos a los Velaryon en la lucha: Vaemond y Corlys en tierra, acabando con los piratas, mientras que Laenor desde el aire acaba con los arqueros y debilita las líneas enemigas. No hay palabras, solo gritos y gemidos en estos últimos minutos, pero no son necesarias. En otra muestra del «mostrar, no contar» sentimos todo a través de los ojos de los personajes, sin explicaciones previas.

Finalmente, cerramos el capítulo con Daemon arrastrando la mitad del cadáver de Craghas Drahar,8 el Benefactor de Cangrejos, poniendo así fin a la guerra en sus propios términos. Solo quiero añadir como nota el increíble parecido de Drahar con los Hijos de la Arpía de la serie original y cómo sus manos y la disposición de sus vísceras (viscosas y desparramadas como tentáculos) parecen relacionarlo con los profundos, aunque muchos atribuyen el hecho de que no hable y sus rasgos a la psoriagrís.

Ponme sólo media ración de marisco.

Muchas gracias por la oportunidad, espero que hayáis disfrutado tanto leyendo el análisis como yo escribiéndolo. Nos leemos en los comentarios.

  1. Señores de HBO ¡dejen de una vez el spam! Si lo hacéis bien (no como D&D) veremos todas las series sucesorias que nos sirváis, pero si no, vais a estar más en blanco que Jon en la 8ª temporada o Bran el cotilla.
  2. Recordemos que, en las primeras temporadas, consideraba la cacería de Robert como la peor escena… Ay, dulces niños del verano.
  3. De nuevo tenemos paralelismos entre Viserys y nuestro querido Ned Stark *llanto*.
  4. Presagios, presagios.
  5. ¿Alguien más recuerda a Rhaegar? R+L=J.
  6. Me recuerda muchísimo al de Fantasía 2000 en el Pájaro de Fuego.
  7. Tengo mi propia teoría (Alerta spoiler): tiene que ver con Aemond y Vhagar.
  8. En Fuego y Sangre se indica que Craghas Drahar, fue decapitado por Daemon, pero en aras de la espectacularidad visual.